sábado, 31 de diciembre de 2011
sábado, 26 de noviembre de 2011
Alegría
En mí la siento aunque se esconde. Moja
mis oscuros caminos interiores.
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.
José Hierro
mis oscuros caminos interiores.
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.
José Hierro
jueves, 3 de noviembre de 2011
lunes, 24 de octubre de 2011
El amor
El beso nos hace bilingües
El sujeto pasivo y el complemento agente.
!oh la transitividad del verbo ser!
En el amor también hay evanescencia.
Miguel Ruiz
El sujeto pasivo y el complemento agente.
!oh la transitividad del verbo ser!
En el amor también hay evanescencia.
Miguel Ruiz
sábado, 8 de octubre de 2011
cigarretes
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de todo o después de nada
supe que todo no era más que nada.
Grito !Todo! y el eco dice !Nada!
grito !Nada! y el eco dice !Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue todo
(era ilusión lo que creía todo
y en definitiva era la nada.)
Que más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
J.Hierro
domingo, 4 de septiembre de 2011
Música
'La música atrae a su oyente a la existencia solitaria que precede el nacimiento, que precede la respiración, que precede el grito,que precede la espiración, que precede la posibilidad de hablar.
De este modo la música se hunde en la existencia originaria'
Butes, Pascal Quignard
viernes, 8 de julio de 2011
oscuro silencio
Durante la noche, un nuevo aire baja a la tierra y se transforma en la guarida de un hombre que pasea y respira. Ahí en ese silencio que procura la oscuridad, salen a flote todos los miedos y algunos se pueden alcanzar. Si es así, el hombre mientras respira, puede palpar el miedo, cogerlo, desmenuzarlo, olerlo, reventar en llanto o en grito saber después de la relatividad y transformarse en el hombre del día siguiente.
Y en un próximo atardecer, con un miedo menos, podrá explicarnos su pequeña historia.
Durante otra noche el aire se queda formando una nube cálida por encima de las casas y ofrece no una guarida para las certezas, sino un escondite donde dar rienda suelta al desenfreno de las emociones que no deben ni pueden canalizarse por los caminos de la razón.
Expansión pura, comunicación desordenada y real. Descanso del miedo y oxígeno para el hombre del día siguiente. Perseguirá más noches escondidas, y las hay, pero casi nunca aparecen si son buscadas.
Encontrará aún otra noche donde el aire envuelve sin hacerse notar, arropa discreto mientras el hombre contempla lo que pasa y, meciéndose en lo exterior, sus adentros se aflojan preparados para la transformación. Sus noches suaves, olvidadas del tiempo, vividas con consciente placer.
Estar ahí y sentir que ahí debes estar.
Estos y otros estados trae la oscuridad, gran dama de la noche que arrastra consigo el silencio, la presencia del aire, el miedo y su refugio.
Y en un próximo atardecer, con un miedo menos, podrá explicarnos su pequeña historia.
Durante otra noche el aire se queda formando una nube cálida por encima de las casas y ofrece no una guarida para las certezas, sino un escondite donde dar rienda suelta al desenfreno de las emociones que no deben ni pueden canalizarse por los caminos de la razón.
Expansión pura, comunicación desordenada y real. Descanso del miedo y oxígeno para el hombre del día siguiente. Perseguirá más noches escondidas, y las hay, pero casi nunca aparecen si son buscadas.
Encontrará aún otra noche donde el aire envuelve sin hacerse notar, arropa discreto mientras el hombre contempla lo que pasa y, meciéndose en lo exterior, sus adentros se aflojan preparados para la transformación. Sus noches suaves, olvidadas del tiempo, vividas con consciente placer.
Estar ahí y sentir que ahí debes estar.
Estos y otros estados trae la oscuridad, gran dama de la noche que arrastra consigo el silencio, la presencia del aire, el miedo y su refugio.
sábado, 2 de julio de 2011
cerrar los ojos
Debo cerrar los ojos
porque me ciega el tiempo y no distingo
lo que pasó esos años.
Luis García-Camino Burgos
porque me ciega el tiempo y no distingo
lo que pasó esos años.
Luis García-Camino Burgos
jueves, 23 de junio de 2011
la realidad y el deseo
El mar es un olvido
una canción, un labio;
El mar es un amante,
fiel respuesta al deseo.
Luis Cernuda
una canción, un labio;
El mar es un amante,
fiel respuesta al deseo.
Luis Cernuda
viernes, 17 de junio de 2011
junio
Ahora, juntos, vivimos la hermosura
de esta tarde de junio,
el fulgor de las horas en que nos entregamos
al conocimiento de la verdad del amor,
a la gran llamarada del encuentro.
ahora sabemos que toda la alegría
cabe en el mundo breve de esta habitación,
en el espacio ardiente de este lecho.
Eloy Sánchez
jueves, 19 de mayo de 2011
Intimidad
De tanta tristeza y suspirar por tí
temo que el deseo me destruya a mí
que de tí arrancado, alma de mi mundo,
la sangre me huye y no sabes de mí.
Rumi
martes, 12 de abril de 2011
Ojos
No temas. No habrá cielo más claro, ni habrá en el agua mayor luz
que unos ojos que al mirarte deformen en su vuelo
las alas que han abierto en el silencio.
JM Muñoz Quirós
lunes, 4 de abril de 2011
Mujer
Sobre el esmalte rosa de las uñas
la mujer es la bárbara ritual
que pinta su bullir enrojecido
en savia que atraviesa el corazón.
M.Angeles Pérez López
la mujer es la bárbara ritual
que pinta su bullir enrojecido
en savia que atraviesa el corazón.
M.Angeles Pérez López
viernes, 25 de marzo de 2011
El Amor
Las palabras son barcos
y se pierden así de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.
Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vid entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleve a la raiz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en el río.
por eso niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado los vocabularios
sensaciones de frio y de calor,
noches que son la noche
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo es cuestión de palabras
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.
Luis Garcia Montero
martes, 22 de marzo de 2011
Recuérdame la primavera
Cuando la ventana se llene de luz
y tengamos doradas las pestañas
deshabitaré los espacios
del ayer
para que llenes mi casa
con tu piel, tu latido
tus sonrisas
y cuando no estés
viviré en las paredes
en los rincones
renombrándote
apretándome el amor
asombrando a la soledad
con tu recuerdo.
Aída Acosta
miércoles, 16 de marzo de 2011
Desilusión
Eras la melodía de la noche, la noche
de las noches abiertas, en las noches abierta
abierta con las músicas, en el recuerdo hecho
carne de noche, noches de las aguas, la música
del poema que abrí para cerrar, secreta
Antonio Colinas
de las noches abiertas, en las noches abierta
abierta con las músicas, en el recuerdo hecho
carne de noche, noches de las aguas, la música
del poema que abrí para cerrar, secreta
Antonio Colinas
martes, 8 de marzo de 2011
En el lugar del miedo
Allí donde comienza el deseo, en el lugar del miedo
donde nada tiene nombre, y nada es, sino parece
Cristina Peri Rossi
lunes, 28 de febrero de 2011
El desayuno
....pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas
cuando,llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
"tengo un hambre feroz esta mañana.
voy a empezar contigo el desayuno".
Luis Alberto de Cuenca
martes, 22 de febrero de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
Con el amor en guardia I
volveré y te diré:
con el amor en guardia
me encontraré contigo cuando tú lo desees
Luis García-Camino
con el amor en guardia
me encontraré contigo cuando tú lo desees
Luis García-Camino
jueves, 17 de febrero de 2011
Con el amor en guardia
Me encontraré contigo cuando tú lo decidas
porque aquí voy a estar
con el amor en guardia...
Luis García-Camino
martes, 8 de febrero de 2011
miércoles, 2 de febrero de 2011
Ojos
Me entusiasman tus ojos
Te gustan solos o con rímel
Grandes, le contesté sin dudar
y también sin dudar, se los dejé en un plato
y me fui a tientas
Angel González
martes, 1 de febrero de 2011
lunes, 31 de enero de 2011
Refugios
Nocturno:
….Perdámonos más allá, más allá todavía
en las lomas de las piedra de bronce,
en las montañas negras de septiembre
en cuyas hondonadas
pronto alzarán en sus chopos las hogueras.
Perdámonos o deja que me pierda en ti, o acaso tras las tapias
También de bronce,
De ese mínimo huerto
Detrás veo un nogal
Y a su sombra hallaríamos
Tu paz y la mía.
Llévame
o tráeme, o piérdeme.
Por esta amarga y dulce tierra nuestra,
Pero este anochecer del verano moribundo
No me saques del laberinto sin salida de tus ojos.
Antonio Colinas
en las lomas de las piedra de bronce,
en las montañas negras de septiembre
en cuyas hondonadas
pronto alzarán en sus chopos las hogueras.
Perdámonos o deja que me pierda en ti, o acaso tras las tapias
También de bronce,
De ese mínimo huerto
Detrás veo un nogal
Y a su sombra hallaríamos
Tu paz y la mía.
Llévame
o tráeme, o piérdeme.
Por esta amarga y dulce tierra nuestra,
Pero este anochecer del verano moribundo
No me saques del laberinto sin salida de tus ojos.
Antonio Colinas
Libélula
Como los elefantes, la mujer
se inquieta ante los huesos de su especie,
mueve nerviosamente la cabeza,
se extravía y tropieza en su dolor.
Los esqueletos largos, mascarones
que arrojaron el mar y el pleistoceno
para dormir, lavados por el agua
hasta volverse láminas de luz,
son una herida abierta y silenciosa
que los grandes mamíferos levantan
con tal delicadeza, con colmillos
en su arabesco y su melancolía.
Porque los elefantes, la mujer
elevan la osamenta de los suyos
y los acunan con sus grandes dientes,
los mecen con pasión y con trastorno.
Como los elefantes, la mujer
cubre su piel de arena y de termitas,
arroja a sus costillas, su espaldar
la tierra de sus muertos, se recubre
de su aspereza seca, ventolera
o ráfaga de tiempo calcinado
y canta lentamente una canción
que en su baja frecuencia, sólo escuchan
congéneres lejanos, primordiales.
Cuando pinta sus dientes de marfil,
dentina opaca y blanca, romboidal
que prestigia su boca y su alegría,
la mujer talla en ellos la aflicción
preciosa, endurecida como laja
que atraviesa la luz y la somete.
María Ángeles Pérez López
se inquieta ante los huesos de su especie,
mueve nerviosamente la cabeza,
se extravía y tropieza en su dolor.
Los esqueletos largos, mascarones
que arrojaron el mar y el pleistoceno
para dormir, lavados por el agua
hasta volverse láminas de luz,
son una herida abierta y silenciosa
que los grandes mamíferos levantan
con tal delicadeza, con colmillos
en su arabesco y su melancolía.
Porque los elefantes, la mujer
elevan la osamenta de los suyos
y los acunan con sus grandes dientes,
los mecen con pasión y con trastorno.
Como los elefantes, la mujer
cubre su piel de arena y de termitas,
arroja a sus costillas, su espaldar
la tierra de sus muertos, se recubre
de su aspereza seca, ventolera
o ráfaga de tiempo calcinado
y canta lentamente una canción
que en su baja frecuencia, sólo escuchan
congéneres lejanos, primordiales.
Cuando pinta sus dientes de marfil,
dentina opaca y blanca, romboidal
que prestigia su boca y su alegría,
la mujer talla en ellos la aflicción
preciosa, endurecida como laja
que atraviesa la luz y la somete.
María Ángeles Pérez López
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