viernes, 25 de marzo de 2011

El Amor

Las palabras son barcos
y se pierden así de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.
Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vid entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleve a la raiz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en el río.
por eso niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado los vocabularios
sensaciones de frio y de calor,
noches que son la noche
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo es cuestión de palabras
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.
Luis Garcia Montero