Cuando la ventana se llene de luz
y tengamos doradas las pestañas
deshabitaré los espacios
del ayer
para que llenes mi casa
con tu piel, tu latido
tus sonrisas
y cuando no estés
viviré en las paredes
en los rincones
renombrándote
apretándome el amor
asombrando a la soledad
con tu recuerdo.
Aída Acosta